Un lugar seguro para tu hijo LGBTQ+

Durante la adolescencia se da el despertar de la sexualidad de los jóvenes. Es un proceso que va ocurriendo poco a poco, no se da de la noche a la mañana. Sin embargo, como papás nos asusta pensar a nuestro hasta entonces chiquillo o chiquilla como una persona que empieza a sentir atracción por alguien más y que conforme va pasando el tiempo va teniendo la posibilidad de ejercer su sexualidad.

Para muchos papás y mamás es difícil ver este proceso de cambio, nos asusta imaginarnos los peligros a los que están expuestos, que les rompan el corazón, que tengan conductas sexuales de riesgo, entre otras cosas. Si esto ya de por sí nos confronta como adultos, cuando nuestro hijo tiene una orientación diferente a la heterosexual o una identidad de género diferente al sexo de nacimiento las cosas se complican mucho más.

Lo primero que necesitamos comprender es que no necesitamos entender la orientación sexual de nuestros hijos, sea cual sea.

La orientación que tengan es solo suya, si son gays, lesbianas, bisexuales, pansexuales o asexuales es asunto solamente de ellos. La orientación sexual -que es no solo la atracción hacia las personas sino el poderse enamorar, tener una relación en donde exista intimidad existencial y sexual-  NO SE ELIGE, no es algo que se PREFIERA, simplemente se da. No ser heterosexual NO ES UNA ENFERMEDAD, por lo tanto, ni se cura, ni se quita, ni se contagia, ni se imita, ni se impone. Simplemente se descubre, se expresa, se ES.

Las generaciones más jóvenes están más abiertas a la existencia de diferentes orientaciones sexuales e identidades de género que las generaciones mayores. Ninguna de éstas son nuevas en el mundo, sin embargo, los comentarios homofóbicos y discriminatorios siguen existiendo y lastimando a las personas de la comunidad LGBTQ+. Los estigmas sociales y estereotipos sobre todo aquel que no sea heterosexual y cisgénero siguen existiendo, complicando aún más las cosas para los chavos que no se identifican dentro de este grupo de personas. Que la mayoría de los seres humanos sean heterosexuales y cisgénero no quiere decir que todo lo demás no sea válido. De hecho, en México el 11% de la población dijo no ser heterosexual según una encuesta realizada por la consultora Ipsos en el 2021.[i]  Cabe mencionar una cifra del 11% no es pequeña.

Hay papás y mamás que aceptan de forma más fácil la orientación sexual de sus hijos sea cual sea, pero otros a quienes les cuesta mucho trabajo o que simplemente no la aceptan. Es normal tener creencias arraigadas por la forma en que fuimos educados, pero no se vale no movernos de lugar, investigar, crecer, cuestionarnos si nuestras creencias son ciertas y funcionales. Como papás y mamás nos corresponde preguntarnos dónde está el valor de aferrarme a una creencia, a un estereotipo o a un estigma que lastima a personas que son como cualquiera de nosotros pero que simplemente viven su sexualidad de forma distinta. ¿De verdad es más importante tu creencia sobre la orientación sexual que el amor, respeto y cuidado a tu hijo?

Es muy importante dejar de hacer nuestro lo que es solo de nuestros hijos. La orientación sexual y la identidad de género es un asunto personal.

Cuando hacemos de su sexualidad nuestro “problema” dejamos de verlos a ellos para vernos solo a nosotros y esto provoca alejamiento, cuando lo que más necesitan es que seamos su lugar seguro en donde puedan ser ellos mismos. Un lugar de tranquilidad donde puedan ser auténticos.

Viktor Frankl decía que “Hay dos razas de hombres en este mundo, pero solo estas dos: la raza del hombre decente y la raza del hombre indecente.”[i] Esto aplica para todo. Ni la orientación sexual ni la identidad de género de tus hijos -sean cuales sean- los hace ni más ni menos valiosos; ni más ni menos personas; ni más ni menos inteligentes, creativos, amables, testarudos, sociables, gruñones, alegres, dormilones, amorosos, perseverantes, decentes, etc. Buenas y malas personas las hay tanto heterosexuales cisgénero como LGBTQ+.

Tus hijos no están en este mundo para cumplir tus deseos o expectativas ni para complacerte, no tienen esa obligación. Pero sí es nuestra obligación como padres acompañarlos en el proceso de descubrimiento de su ser, de sus sueños, ideales y metas; acompañarlos y guiarlos en el camino que decidan recorrer para llegar a ser la mejor versión de ellos mismos y su sexualidad es solo una parte de todo eso que llamamos vida. Su orientación sexual es algo de su intimidad, no tienen por qué o para qué decir su orientación sexual o su identidad de género como si fuera su apellido al presentarse, a menos que ellos lo decidan.

Cuando un hijo tiene una orientación diferente a la heterosexual y/o una identidad de género diferente a la cisgénero, es normal que los papás y mamás necesiten un proceso de aceptación, aprendizaje e incluso que realicen algunos duelos que suceden en estas situaciones.

Para algunos padres de familia es un proceso rápido y para otros no tanto. También es normal sentir miedo, ansiedad, preocupación, a veces desconcierto o cualquier otra emoción que se presente. Es normal no sentirte listo para las miradas, comentarios o juicios de la gente de tu alrededor sobre tu hijo o sobre ti. Está bien incluso si es necesario que le pidas un tiempo para ir asentando esta información antes de que te presenten a sus parejas. Pero sin duda es tu trabajo como papá o mamá hacer algo con tus emociones, creencias, homofobia, duelos y conductas. Cuando hay comunicación puedes compartir tus miedos, preocupaciones y dudas con tus hijos. Abrirte a conocer su mundo interior y su forma de ver la vida, seguramente preguntando desde el corazón aprenderás que muchas de tus ideas no son más que creencias erróneas que provienen de estereotipos y de la ignorancia.

La peor idea es cerrarles la puerta de comunicación y retirarles el afecto a tus hijos, porque su sexualidad es diferente a la de la mayoría.

 No importa por quién se sientan atraídos, a quién amen... todos buscan lo mismo, una pareja con quien compartir, disfrutar, tener intimidad emocional y física.

Cuando les cierras la puerta, los rechazas, los señalas no solamente los haces sufrir, sino que estás colaborando en la posibilidad de que desarrollen un trastorno mental que afecte su vida adulta, les quite calidad de vida y que incluso, pueda provocar lo indecible: un suicidio.  Pero además te estás perdiendo de la relación con TUS HIJOS, de compartir sus triunfos y derrotas; sus amores y desamores; sus sueños e ilusiones. Te pierdes de su amor y de su complicidad, de estar en tus y sus momentos felices y no tan felices; de verlos crecer y convertirse en las personas de quienes estar orgulloso. ¿Vale la pena perderte de todo esto, perderte de tus hijos por no poder dejar de lado tus creencias?

Algunos de los obstáculos a los que se enfrentará tu hijo LGBTQ+ son iguales a cualquier heterosexual, pero otros serán muy diferentes. ¿Qué tal que le das la mano con el mismo amor como lo harías con cualquier otro hijo heterosexual y/o cisgénero? Si estás en una situación de este tipo te sugerimos trabajar en lo que necesitas y si es necesario pide ayuda a un amigo o a un terapeuta que te acompañe en tu proceso como papá o mamá, de modo que puedas ser el lugar seguro para tu hijo, ese lugar de descanso, de amor y aceptación incondicional.

MARY CARMEN CERVANTES

Junio, 2022



Bibliografía:

[i] El financiero. https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2021/06/26/en-mexico-11-de-la-poblacion-pertenece-a-la-comunidad-lgbttti-segun-encuesta/. 21 junio 2022

[i] Frank, V. (1979) El Hombre en Busca de Sentido. Herder. Barcelona. p.110

Mary Carmen